El 13 de mayo de 1958 cayó día martes. No fue de suerte para Richard Nixon, quien entonces ocupaba la Vicepresidencia de EEUU. Realizaba una gira por América del Sur y no todo había sido color de rosa. Visitó la Universidad de San Marcos, a pesar de las recomendaciones en contra del Servicio de Inteligencia y del embajador estadounidense en Lima, y fue recibido con gritos de protesta, piedras y un escupitajo en pleno rostro. Caracas estaba en el itinerario. Todas las voces le sugerían que siguiera de largo, pero el hombre se estaba jugando la postulación a la Presidencia de su país. Una manifestación de estudiantes le impidió acercarse al Panteón Nacional. La ofrenda floral casi se la pegan por la cabeza en medio de gritos: ¿Fuera Nixon¿, ¿abajo el imperialismo yanqui¿, ¿libertad económica para los pueblos latinoamericanos¿. Volvieron papilla los vidrios del Cadillac negro donde viajaba en compañía canciller venezolano, Oscar García Velutini